¿Cuánto tiempo llevan con el acelerador hasta el fondo, patinando, y el carro financiero no avanza? Si, como familia, han ganado $50,000 por año, significa que medio millón de dólares ha pasado por sus manos en los últimos diez años. ¿Cómo anda su valor económico? ¿Positivo o, como muchos, nadando en negativo por los pagos de carro, tarjetas de crédito, préstamos a familiares, etc.? ¿Cuánto tiempo llevan en la misma situación? ¿Recuerda cuando dijo: “cuando gane ‘tanto’, todo va a estar mejor”? No dudo que hoy día gane más de ese “tanto”.  Realmente, ¿está todo mejor? Si usted es como la mayoría, probablemente no. La tranquilidad financiera no tiene nada que ver con sus ingresos y sí todo que ver con su corazón. La gente, literalmente, se está matando de estrés y preocupación tratando de ganar más, creyendo que ese es el camino a la paz financiera. Yo también fui una de esas personas impacientes, pero como asesor financiero,  a base de experiencia y de conversaciones con miles de familias, comprendí lo que conduce a la paz financiera. Hoy le quiero compartir acerca de una falla de carácter que le hace patinar.

Un corazón impaciente

“Lo quiero ¡YA!”, es la mejor forma en que puedo describir ese sentimiento que conduce a la gente a depender del crédito. Pagar intereses es pagar impuestos por impaciente. Es como meter la mano a la ventana del futuro y sacar dinero para gastarlo hoy, y cuando llega el futuro, no tiene  dinero. Esto lleva a la gente a endeudarse con ofertas que dicen “12 meses sin intereses” o un pago de carro al 18%. A los inmigrantes se les vendió la idea de que en Estados Unidos no se es nadie sin crédito. Hoy día, a la gente se le infla más el pecho al una tarjeta de crédito que cuando recibe su tarjeta de residencia en el país. La realidad es que tener crédito no significa que ya “pertenece” o que es un adulto, significa que se ha vuelto en un esclavo. El crédito es una licencia para aparentar lo que usted no es. El crédito es un permiso para tener un corazón impaciente.

Si quiere agarrar tracción en su vida financiera, recuerde lo que dijo el Chapulín Colorado: “Calma,  que no panda el cúnico.” O como dijo la abuela: “Si no tienes el dinero, no lo compres.”