Si algo causa discusiones en el matrimonio son los problemas financieros. Es más, los pleitos por el dinero son la causa número uno del divorcio. El dinero saca a relucir las diferencias entre el matrimonio, pero estas diferencias no las conversan con un cafecito, sentados en las mecedoras en el porche de la casa. Para muchos matrimonios, como el nuestro, estas diferencias sobre el dinero terminan en una guerra mundial con armas bioquímicas y nucleares. El dinero es algo muy emocional y cuando siente que su pareja está tomando ventaja de usted o le está ignorando por completo en la toma de decisiones, usted saca las garras como los gatos y termina en una pelea con sillas volando, ventanas quebradas y todos los vecinos dicen, “hoy están ‘platicando’ de dinero.” En mi casa peleábamos tanto por el dinero que decidí construir un ring de lucha libre en el patio de la casa. Yo me ponía la máscara del Santo y el anunciador gritaba “máscara contra cabellera” y lo más triste es que durábamos días sin hablarnos.
No estoy exagerando cuando les menciono que el dinero causa mucha división, hasta el punto donde el matrimonio se convierte en una sociedad o asociación de negocios. “Tú pagas esas cuentas y yo éstas, y no se te olvide que me debes la mitad de la renta del mes pasado”. Eso suena como un negocio y no como si estuvieran casados, ¿apoco no? Esto de separar el dinero y las cuentas es muy mala idea. Como en el ring de lucha libre, “tú en esta esquina y tú en la otra”. Se acuerdan lo que dijo el sacerdote o el pastor cuando los casaron, “y ahora se fundirán en un solo ser o en una sola carne”.
Para acabar con las peleas y fundirnos en un solo ser, ambos esposos tienen que estar involucrados con las finanzas. Vamos a estar involucrados a diferentes niveles. El más detallista, cauteloso, ahorrador, a quien yo llamo “el sabelotodo” puede tomar la iniciativa, pero tiene que involucrar al gastón, a quien llamo “el bohemio”. A este no le interesan tantas hojas de cálculo, pero es un adulto con voz y voto, y debe participar aunque le parezca aburrido y complicado.
Vamos a empezar hoy mismo. Después de acostar a los niños, apaguen la televisión y siéntese con su media naranja para tener una bonita plática. Vamos a poner todo sobre la mesa: problemas de dinero, problemas de comunicación, problemas de confianza, lo que sea. Se tienen que abrir y ser sinceros. Ya que sepan cómo se sienten, entonces se vuelve más fácil solucionarlo porque ya saben qué tienen que arreglar, juntos, como pareja.
Después de la conversación, es hora de poner manos a la obra. Hagan un presupuesto, juntos. Este ejercicio no es simplemente uno de los cambios que más impactarán sus finanzas, sino algo que traerá mucha unidad. Hablo mucho sobre el tema del presupuesto y sin duda hay mucho que leer aquí en el blog. O mejor y, para hacerlo más práctico, tomen el curso Paz Financiera donde enseño sobre esto con mucho detalle y camino con ustedes de la mano. Cuando un matrimonio está de acuerdo con los gastos que ambos dos decidieron, a eso se le llama: unidad.
Si hacen esto van a tomar control del dinero y sus problemas por el dinero se van a acabar. Esto los va a llevar a tener mejor comunicación, confianza, paz y mucha más diversión en su matrimonio.
Ahora bien, si el dinero ya no es un tema de discusión para ustedes, pero de todos modos les gusta pelear, siempre hay otras cosas por qué “ponerse los guantes”, como por ejemplo: la suegra y el control de la televisión.
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